Técnicas y vestuario
"Cerca del oscurecer han venido unos indios de la parte de abajo del Caquetá. Todos tienen pintado el rostro de rojo y negro, acompañándolos sus mujeres, que son muy jóvenes, y uno de ellos trae en las orejas unos adornos descomunales, compuestos de trozos de caña de un dedo de grueso, y cerca de un palmo de largo, que salen como dos cuernos hacia la parte anterior, y de los cuales cuelgan sartas de chaquiras o cuentas de vidrio y algunas laminitas muy delgadas, de forma triangular y de unos tres centímetros, que se proporcionan machacando entre dos piedras muy lisas las monedas de plata que pueden haber a las manos.” (Gutiérrez, 1873)
"Por todo el trabajo que emplea un indio en la temporada de pesca, que en ocasiones dura más de dos meses, recibe como única paga el lienzo necesario para una cusma, que consiste en dos varas y media, que podrá valer a lo sumo a razón de dos reales del país cada vara, incluso el costo de conducción hasta los lugares donde se emplea.” (Gutiérrez, 1873)
"...dibujé un grupo de tres indios, vestidos con su cusma, que no es otra cosa que una especie de camiseta sin mangas, que llega hasta las rodillas, formada de una simple tela o lienzo burdo, de tres cuartas de ancho, doblada por la mitad y cosida por un lado y otro, dejándole tres aberturas por donde introducen la cabeza y los brazos. Estas cusmas, blancas en un principio, adquieren pronto un color morado oscuro, por usar en su lavado, a falta de jabón, una hierba llamada curihuasca, cuyo zumo hace las veces de aquel compuesto, por tener algunas de sus propiedades.” (Gutiérrez, 1873)
"Los hombres salieron luego a recibirnos de toda gala y nos condujeron a la nave principal de sus casas, ofreciéndonos sus propias hamacas para que descansásemos en ellas.” (Gutiérrez, 1873)
"Llamó nuestra atención entre otras cosas el ver a las mujeres ocupadas en sus faenas, llevando siempre a la espalda sus pequeñuelos, sujetos a los hombros o a la cintura por medio de un pedazo de lienzo, que generalmente es una cusma vieja, o bien por un trozo de corteza del árbol llamado majagua, colocado del mismo modo en forma de zurrón, en lo que se asemejan mucho a los monos, que constantemente llevan sus hijos a la espalda, hasta que pueden ya caminar sin ayuda de su madre.” (Gutiérrez, 1873)
"Apenas entraba en la casa la claridad del día, cuando los indios, que son muy madrugadores, acudieron alrededor de mi hamaca para saludarme; y como sabían que llevaba algunos objetos para cambiarlos por otros de su uso, que, entre ellos no tienen gran importancia, porque los pueden reponer fácilmente, y para mí tenían mucha como curiosidades indígenas, rogáronme que les mostrase todas las chaquiras, que así llaman en general a las baratijas europeas, manifestando su buena disposición para cederme en cambio cuanto hubiese entre ellos que pudiese agradarme. Abrí entonces un cofrecito que llevaba al efecto con cuentas de vidrio, collares de diferentes colores, tijeras, espejos, cuchillos, dulzainas, anzuelos, sortijas, y zarcillos de cobre; en fin, una tienda completa de buhonero, y empezamos a hacer nuestros cambios, mediante los cuales adquirí en pocos minutos una buena colección de adornos de vistosas plumas, intercaladas muchas de ellas en una especie de sartas, que hacen con mucha simetría, de los huesos de varias frutas, más o menos parecidos a los del albaricoque, partidos por la mitad, y que producen un especial sonido al chocar unos con otros. Dan a estas sartas, como en los Llanos, el nombre de cascabeles; y aunque las suelen llevar como adorno ordinario, las usan con predilección en sus bailes, para llevar mejor el compás de sus rústicos instrumentos. Cediéronme así mismo varios collares de colmillos de tigre y de mono...” (Gutiérrez, 1873)
"He aquí las estrofas que cantó el viejo coreguaje, escritas lo menos imperfectamente que me fue posible, por la dificultad de comprender bien las palabras, confusamente pronunciadas. Llámase esta canción del Umú, que es el nombre que dan a la oropéndola, y no deja de tener en sus primeras notas alguna semejanza con el canto de esta ave.

De este modo ruge el tigre.
Vamos a bailar.
Pongámonos los brazaletes, untémonos con achiote
y pintémonos con chica;
coronémonos de plumas después de peinarnos.
Colguémonos el plumaje con las colas de tulcán,
de guacamayo y de camarana
y del plumón del pato.
Pongámonos las orejeras.
Como se ve, el Umú, o canción de la oropéndola, no es otra cosa que un breve compendio de los sonidos que escuchan con más frecuencia en los bosques, y una especie de recopilación de los más importantes actos de la vida salvaje.” (Gutiérrez, 1873)
"Por la tarde empecé a dibujar un grupo de dos indios de la tribu de los tamas, procedentes de las orillas del Caguán, que el sr. Cuéllar tenía a su servicio; estos indios eran hijo y padre, y usaban aún el foro y muceta, traje ordinario de los naturales antes de adoptar la cusma. Luego hice un apunte de la mujer del uno y madre del otro, vieja pintada casi toda de negro, sin más tapujo que su cocare.” (Gutiérrez, 1873)

Al nombrar este fragmento de las escenas realizadas a los relatos de Gutiérrez Técnicas y vestuario, se entendiendo el vestuario no solo desde la prenda como se le ha nombrado a vestidos, camisas, entre muchas otras tipologías de objetos con los cuales nos cubrimos y adornamos el cuerpo, me refiero al vestuario y las técnicas utilizadas en él, al nombrar objetos que adornan el cuerpo sin importar si cumplen con la tarea dada por occidente de cubrirlo.

Según las interpretaciones realizadas por Gutiérrez a los objetos con los cuales los indígenas adornaban y vestián su cuerpo, estos no cumplen con los parámetros que desde una mirada eurocéntrica atravesada por el catolicismo y las lógicas de la modernidad que fueron exportadas a América en los procesos coloniales; dicha postura hace que el relato se encuentre dividido entre un vestuario apropiado y un vestuario inapropiado, el cual asocia continuamente con los conceptos de hombre “civilizado y salvaje”, expandiendo dichas categorías en algunas ocasiones a los cuerpos y vestuarios de personas que están en el intersticio, lo que profundizaremos en vestuario entre el “salvaje” y el “civilizado”.
"El P. Abis, que, por haber vivido mucho tiempo entre los salvajes, se ha familiarizado ya con la mayor parte de sus costumbres, caminaba descalzo como los peones, con el pantalón remangado hasta más arriba de la rodilla, sin dársele un ardite por los arroyos y los barrizales.”
(Gutiérrez, 1873)
“en el proceso de transculturación del vestido sobreviven gestos e intenciones, emergen la necesidad y la utopía. Aún hoy, en las alturas de los Andes algunos grupos indígenas llevan como muestra de resistencia cultural unos atuendos que los identifican: irónicamente, casi todas sus prendas son de procedencia hispánica.” (Martínez, 1995: 21)
Cusma, camisa, camiseta y catutana son los nombres con los cuales se refiere Gutiérrez a la prenda que según sus relatos usan los indígenas que han empezado a tener contacto con los hombres “civilizados”, dicha prenda la interpreto como un puente o una herramienta de dominación entre las diversas lógicas utilizadas para vestir el cuerpo en un contexto de distinción de raza tan marcado, evidenciado por la forma en la cual se nombra la raza antes que el nombre o el oficio de una persona.

La Cusma es realizada por los indígenas con materiales intercambiados por trabajo, por lo tanta la materia prima con la cual está elaborada proviene de los centros urbanos “civilizados” pero es intervenida por ellos obteniendo un vestuario “abstracto” (Pena 2004), el cual podríamos entender de “procedencia hispánica” (Martínez, 1995) si lo articulamos a la descripción de Gutiérrez, el cual intenta describir la prenda en unas lógicas occidentales - ancho, alto, largo- sin embargo la cusma se hace una prenda indígena es el la praxis; pareciese que en ese devenir de la cusma la pintura corporal de quien la viste se traspasara de la piel a la tela.

Gran parte del relato de Gutiérrez está enmarcado en describir lo que él desconoce, le parece, extraño asocia con lo “diabólico”, lo “salvaje” o bello.
Accesorios como construcción de lo "salvaje"
"Nuestra llegada produjo un gran movimiento en toda la población, particularmente femenina, corriendo una parte de ella a ocultarse de nuestras miradas o tal vez a cubrirse con sus cusmas las personas de ambos sexos, que se hallan solamente con el fono o cocare, o como si dijéramos en negligé de mañana. El fono, peculiar de los hombres, es una faja como de un palmo de ancho, formada de la corteza de un árbol conocido con el mismo nombre, que llevan rodeada a la cintura, y de la cual pende por delante una especie de fleco pintado de rojo y formado de las fibras del mismo árbol, a que dan el nombre de muceta, y que apenas alcanza a cubrirles hasta la mitad del muslo. Las mujeres, menos escrupulosas, se contentan con llevar en el mismo lugar, pendiente de una cuerdecita rodeada de la cintura, una concha de almeja de río, a la que dan el nombre de cocare. Esta concha es atributo especial de las casadas, porque las solteras no se toman el trabajo de ocultar cosa alguna; y aun en las que usan la insignia del matrimonio, para todo sirve la tal almeja, menos para cubrir lo que al parecer pretenden velar a las miradas indiscretas o curiosas. Tal vez sea una simple señal de acatamiento.” (Gutiérrez, 1873)
El vestuario de las comunidades representadas por Gutiérrez, responde en su mayoría a un orden simbólico de los roles de las personas que conforman la comunidad, más que a la constante preocupación que vemos en él de cubrir los genitales, por lo tanto el fono y la cocare son el vestuario principal de algunas de las comunidades descritas y la cusma se constituye como una prenda con múltiples porosidades (Briones, 2020) en la cual se ven representadas las tensiones entre las diferentes partes que construyen el relato de Gutiérrez.
¿Qué significa estar vestido de gala?
“En resumen, hay respuestas a nuevas situaciones que toman la forma de referencia a viejas situaciones o que imponen su propio pasado por medio de una repetición casi obligatoria. Es el contraste entre el cambio constante y la innovación del mundo moderno y el intento de estructurar como mínimo algunas partes de la vida social de éste como in­variables e inalterables." (Hobsbawm 1983)